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Trabajo Práctico 11 – “Demografía, población”

Trabajo Práctico 11 – “Demografía, población”

Actividades de comprensión lectora

      1- Definí: 

a.   Esperanza de vida al nacer

b.  Tasa de natalidad y mortalidad

c.   Índice de masculinidad

d.  Analfabetismo

2.  Responde:

a.   ¿Cómo se obtiene el crecimiento vegetativo de un país?

b.   ¿Cómo se obtiene el crecimiento total?

 3.    Trabajamos con el Libro de Texto. Capítulo 17

 

  1. ¿Cuáles son las condiciones naturales que favorecen una mayor concentración de población?

  b.  Lee el texto y responde

Ø  ¿Cómo describe el autor la transición demográfica en América Latina?

 

Ø  ¿Qué consecuencias tiene para la población?

          4- Resuelve

  1. ¿Qué refutaciones históricas tuvieron estas teorías?
  2. ¿Qué datos históricos sirvieron para refutarlas o confirmarlas?
  3. ¿Cuál es la teoría más aceptada hoy día por la Comunidad Científica?
  4. Ubica en un planisferio el proceso migratorio de los humanos modernos a América

Información para realizar las actividades

Es el estudio de la población humana, sobre bases estadísticas, ya sea en sus aspectos estáticos (cantidad de población, composición por edades, localización, etc.) o dinámicos (movimientos de la población, tasa de crecimiento, entre otros)

Los indicadores demográficos son datos estadísticos que nos revelan distintos aspectos de la población.                             

Para interpretar estos datos se necesita de la sociología, la economía, la historia, la geografía y otras disciplinas que permiten que las cifras, las calificaciones, tomen sentido dentro de un tiempo y un lugar determinado.

Los datos tienen sentido cuando se los pone en contexto.

Son indicadores demográficos los que dan información sobre las características de la población como, por ejemplo, las tasas de crecimiento de la población, la densidad de población, la cantidad de población urbana y rural, la esperanza de vida y la tasa de mortalidad infantil, entre otros.

Los demógrafos se ocupan de estudiar y de elaborar estos datos sobre la población, pero, ¿para qué sirven los estudios demográficos? Estos estudios, además de darnos a conocer la realidad de una sociedad, son fundamentales para planificar el desarrollo social y económico de un país.

Por ejemplo, una buena evaluación de la información, permite tomar decisiones ajustadas sobre:

  • la organización del sistema jubilatorio,
  • el desarrollo de planes de vivienda,
  • el establecimiento de determinadas políticas de empleo,
  • el planeamiento de políticas educativas,
  • el diseño de la infraestructura sanitaria, entre otras.

Otros indicadores muy útiles a la hora de analizar las características de una sociedad son:

      Los indicadores socioeconómicos que brindan información sobre distintos

      aspectos de la realidad socioeconómica de la población. Son ejemplo el

      producto bruto interno -PBI-, el consumo de energía, el índice de inflación, el precio de la canasta familiar, la desocupación, la cantidad de médicos por habitante, etc.

      Los indicadores ambientales son valores que indican posibles deterioros ambientales, por ejemplo, la cantidad de monóxido de carbono en el aire de las ciudades, los decibeles que indican la contaminación auditiva, la cantidad de sustancias contaminantes presentes en el agua que toman las personas, etc.

Crecimiento de la población: en el crecimiento de la población se conjugan la tasa de natalidad y la de mortalidad.  Y que diferenciamos el crecimiento vegetativo del crecimiento total; en el último se considera el impacto de las migraciones.

Actualmente, los países desarrollados tienen tasas muy bajas de crecimiento de la población, pues tienen muy pocos nacimientos y las tasas de mortalidad son proporcionalmente altas, dada la gran cantidad de personas de edad que componen su población. Inclusive, en algunos países, la tasa de mortalidad supera a la de natalidad. Estas tasas no alcanzan el 10% anual.

En cambio, los países subdesarrollados, tienen tasas que pueden superar el 20% anual.

Esperanza de vida al nacer:   es un indicador importantísimo, pues da una visión bastante acabada de la calidad de vida de un país.

En los países desarrollados, con una distribución equitativa de la riqueza, la población tiene más oportunidades de acceso a buenos servicios de salud, prevención de enfermedades, condiciones de vida confortables, buena alimentación, entre otras características que permiten la posibilidad de una vida más prolongada.

Países desarrollados como Japón y la mayoría de los países europeos o de América del Norte, tienen una esperanza de vida que ronda los 80 años. Nuestro país está alrededor de los 73 años. Los países más pobres tienen una esperanza de vida que no supera los 50 a 55 años.

Tasa de mortalidad infantil: muestra la cantidad de niños que mueren durante el primer año de vida. Se mide sobre 1.000 niños nacidos vivos. Por ejemplo: 15 ‰, significa que mueren 15 niños de hasta 1 año, sobre 1.000 niños nacidos vivos.

Este indicador es inequívoco a la hora de mostrar las condiciones de vida de la población de una región o de un país.

Los países cuyas mujeres pueden hacerse controles prenatales, tienen buenas condiciones de atención médica, sistemas avanzados de detección de enfermedades, etc. y tienen, muy baja mortalidad infantil. Países como Japón o Noruega rondan las 8 muertes cada mil nacidos vivos en un año (8 ‰).

 

En cambio, los países muy pobres tienen valores muchas veces escalofriantes, como 200 %, es decir por cada 1.000 niños nacidos vivos, mueren 200.

    ¿Qué muestra una pirámide de población?

Las pirámides de población son una representación muy valiosa para este objetivo. Es un gráfico que muestra la composición de la población por edad y por sexo, en un momento determinado. En el eje horizontal se indica la cantidad de población por sexo, varones a la izquierda y mujeres a la derecha. En el eje vertical se vuelcan los grupos de edades, generalmente cada cinco o diez años.

 

Poblamiento de América

A través de los años se han sucedido distintas teorías sobre el poblamiento de nuestro continente.

El humanista español Benito Arias Montano, en 1570, creía que América había sido poblada por dos tataranietos del legendario personaje bíblico Noé. El fraile Gregorio García, por su parte, trataba de demostrar en 1607 que los indígenas americanos tenían su origen en antiguas inmigraciones judías.

Otros autores creían que los fenicios hicieron viajes remotos, cruzaron el Océano Atlántico y poblaron América. Se especuló inclusive que fueron pobladores de la mítica Atlántida los que dieron origen a los antiguos habitantes americanos. Y, en el Virreinato del Perú, un teólogo erudito llamado Antonio de León Pinelo propuso formalmente que el Edén bíblico o “paraíso  terrenal” se ubicó en plena selva peruana y que desde allí los descendientes de Adán y Eva poblaron el resto del mundo.

El primer estudioso en plantear una hipótesis más razonable fue el cronista español José de Acosta. En 1590 conjeturó que América fue poblada por inmigrantes que llegaron desde Asia aprovechando alguna región donde ambos continentes se acercaban por el norte (aún no se había descubierto el estrecho de Bering).

Recién con la difusión de las obras del naturalista Charles Darwin, en la segunda mitad del siglo XIX, se dio un nuevo impulso a las investigaciones, esta vez teniendo como base los postulados evolucionistas y los estudios geológicos, paleontológicos y arqueológicos.

Los humanos modernos se originaron en África hace entre 300.000 y 100.000 años. Actualmente se cree que hace 60.000 años comenzó la migración del Homo sapiens sapiens de Asia a América. Al adentrarse al continente americano, con su diversidad geográfica y ecológica, tan diferente entre el extremo norte, los trópicos, el ecuador y el extremo sur, el ser humano tuvo que modificar y ajustar su forma de vida y los utensilios que fabricaba.

El avance fue lento. En el actual territorio de México hubo seres humanos hace unos 35.000 años y en el extremo sur, en la Patagonia, hace 12.700.

Hasta el siglo XIX tenían mucha aceptación las hipótesis que asociaban la historia del poblamiento inicial de nuestro continente con los escritos bíblicos. Las primeras teorías inmigracionista surgieron bastante tiempo después, principalmente de la mano de Hrdlika, Rivet y Méndez Correa. Estos científicos son verdaderos clásicos de la antropología americana que, sin embargo, discreparon en varios aspectos de los orígenes del hombre americano.

En el siglo XIX Florentino Ameghino planteó una hipótesis sobre el origen del hombre americano y del mundo en general. Para él, los humanos habían evolucionado en las pampas argentinas, y desde este lugar habían migrado al resto del planeta (esta teoría se conoce como autoctonista).

Alex Hrdlika planteó la teoría inmigracionista asiática, según la cual los primeros pobladores de América habrían sido los cazadores paleo mongoloides asiáticos que ingresaron por el Estrecho de Bering durante la Era del Hielo.

Otra de las teorías clásicas es la de Paul Rivet, para quien la población indígena americana es el resultado de cierto número de migraciones, unas por el estrecho de Bering y otras a través del Océano Pacífico.

El portugués Méndez Correa fue el principal defensor de una inmigración australiana, a través de la Antártida. Según esta hipótesis, los australianos habrían utilizado sencillas balsas para llegar a Tasmania, las islas Auckland y la Antártida.

 

A partir de esta introducción, te proponemos que busques información referente a cada una de estas teorías para intentar comprender por qué algunas han sido más aceptadas que otras.