· 

Trabajo Práctico 14 “Movimientos Sociales Urbanos”

Trabajo Práctico 14 “Movimientos Sociales Urbanos”

Actividades de comprensión lectora

1- ¿En qué consiste un movimiento social urbano?

2- ¿Cuáles son las características de los movimientos sociales en Argentina?

3- Realiza una red conceptual de los MSU en Argentina

4- Realiza una breve descripción de cada uno de ellos

 

Información para realizar las actividades

Los movimientos sociales urbanos son una expresión, en forma colectiva, que busca intervenir en un cambio social, por parte de los individuos frente a las esferas de poder, buscando una sociedad más justa. Es decir, son formas de acciones colectivas organizadas que se desarrollan en y por la ciudad.

Un movimiento social busca ser escuchado para el planteamiento de algunos cambios o para la defensa de algunos derechos sociales. Un movimiento social puede estar encabezado por un líder en concreto o por un grupo cultural. Existen movimientos sociales de carácter muy diferente. Por ejemplo, el movimiento feminista orientado a defender el valor del talento femenino, el movimiento ecologista concienciado con los derechos del medio ambiente y la necesidad de cuidar el planeta para las generaciones venideras, desde el punto de vista laboral también destaca la importancia del movimiento obrero.

Los movimientos sociales de Argentina tienen como desafío consolidar el poder popular, que desarrollan desde hace más de una década, y alcanzar la consolidación de un proyecto más amplio con capacidad de confrontar a los poderes hegemónicos. Amplían la participación de sectores populares ya que se contribuye a la vida democrática y asumen la tarea de defender a lo social desde el ámbito barrial

Las nuevas formas de organización social, como así también los cambios reflejados en las formas contractuales del trabajo, han llevado a la necesidad de estrechar lazos en la sociedad en defensa de una sociedad más justa, por lo que estos movimientos tienden a la formación de redes económicas alternativas para lograr una política social y contrarrestar la pobreza y el desempleo, que orgánicamente la economía formal no puede resolver.

 Los piquetes

Los movimientos de desocupados están conformados por varias decenas de grupos que responden a orientaciones políticas diferentes: algunas se vinculan con partidos políticos o centrales sindicales; otros privilegian su autonomía con respecto a los mismos; otros siguen a líderes populistas. De este modo, una misma denominación, piqueteros, recubre orientaciones muy distintas, más allá de su enorme impacto político y sobre todo mediático.

Es la acción misma de los piquetes la que explica su visibilidad: los cortes de ruta alcanzan un fuerte efecto político, multiplicado a través de los medios de comunicación. Se trata de acciones maximalistas, que contrastan con los fines en principio minimalistas que animan las movilizaciones: éstas se circunscriben en su mayoría a la obtención de subsidios por desempleo y bolsas de alimentos.

Aunque algunos grupos piqueteros se limitan sólo a sostener estos reclamos, otros destinan los recursos hacia actividades diversas: merenderos y comedores, centros educativos y, sobre todo, emprendimientos productivos en los que vuelcan los subsidios y alimentos obtenidos a través de las movilizaciones, como el desarrollo de huertas comunitarias, la venta directa de la producción a través de redes de comercialización alternativas, la elaboración y manufactura artesanal e industrial de productos frutihortícola, panaderías, tejidos y confecciones artesanales e industriales, entre otras. De este modo, los cortes de ruta constituyen sólo la punta del iceberg de una construcción social mucho más compleja.

Los distintos grupos piqueteros, incluso los vinculados con partidos políticos, se vuelcan progresivamente al desarrollo de emprendimientos productivos y exploran las posibilidades de desarrollo de una nueva economía implantada en redes sociales que trascienden a la economía capitalista.

Los trabajadores de empresas recuperadas

La visibilidad pública del movimiento de las empresas recuperadas por los trabajadores es reciente. Hacia mediados de los años noventa comenzaron a registrarse movimientos de trabajadores que intentaban reactivar empresas paralizadas, las que presentaban rasgos comunes: habían sido afectadas por la importación o por dificultades para exportar (frigoríficos, textiles, tractores, acoplados, metalúrgicas, plásticos, etcétera) y se encontraban en proceso de quiebra, convocatoria de acreedores o abandonadas por los empresarios. Los trabajadores eran acreedores o damnificados, ya que en general la crisis de cada empresa fue precedida por la ruptura de los contratos de trabajo, traducida en disminuciones de sueldos y salarios, pago en vales, falta de cumplimiento empresario de los aportes obligatorios al sistema de seguridad social, etcétera. La recuperación de las empresas supone la transición hacia un nuevo régimen jurídico en el que los trabajadores toman a su cargo la producción, estableciendo acuerdos con proveedores y/o clientes que les aseguran un cierto capital de trabajo, y fijan una retribución mínima para su trabajo consistente en retiros periódicos equivalentes a un sueldo mínimo, a veces combinados con pagos en especie o mercaderías.

En la mayoría de las empresas recuperadas se constata en el principio una deserción empresaria, que puede ser parcial o total. Si es parcial, es posible que los anteriores propietarios se mantengan como asociados en la nueva forma jurídica que adopte la empresa. Estas formas son variadas, aunque entre ellas prevalecen las cooperativas; inicialmente se propusieron nuevas figuras, como la de "estatización con control obrero" que no llegó a concretarse plenamente, pero también figuras más tradicionales como la participación accionaria en sociedades anónimas. En cualquiera de estas formas los trabajadores deben tomar a su cargo la gestión, por lo que deben redefinir su rol dependiente y subordinado en el contrato y la organización del trabajo. Además de hacerse cargo de la responsabilidad en la gestión, esto abre una instancia de redefinición de la relación de los trabajadores con el sindicato.

La recuperación de empresas constituye un ejemplo de la lucha por la ampliación de los derechos sociales y obliga a reflexionar sobre su impacto en la sociedad.

Las asambleas barriales

 Es un espacio de encuentro de los vecinos, estudiantes y trabajadores del barrio. Donde se discute, planifica y acciona de manera horizontal, respecto de los temas que golpean al barrio. Fomentando la recuperación de los lazos de solidaridad, mediante la participación activa, la reflexión y la acción colectiva, La respuesta más novedosa de quienes optaron por la voz y la protesta ante el colapso institucional del 2001 fue la de quienes organizaron espontáneamente las asambleas barriales en Buenos Aires, en varios partidos del conurbano y en ciudades del interior del país como La Plata, Mar del Plata, Rosario y Córdoba. En las asambleas barriales las medidas de acción directa vinculadas con cuestiones políticas generales y de reclamos a los poderes públicos se combinan y se establecen en tensión con cuestiones y necesidades locales, como las vinculadas con la provisión de insumos para los centros de salud y hospitales, con compras comunitarias o con la creación de huertas orgánicas, pequeños emprendimientos, bolsas de trabajo para desocupados. Las asambleas barriales fueron generando emprendimientos productivos autónomos, fijando su horizonte de acción a través de objetivos que trascienden el plano político-institucional y apuntan a intervenir en el plano económico y social, a través del desarrollo de experiencias de una nueva economía, que busca nuevas respuestas para resolver la crisis de los sistemas educativo, de salud, etcétera. Aportan un factor importante para el desarrollo de la economía social y solidaria: la politización de la esfera de la reproducción social, del consumo y la distribución de bienes y servicios, factor presente también en las empresas recuperadas por sus trabajadores y en las actividades de los grupos piqueteros.