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Trabajo Práctico 9 “La Confederación Argentina en tiempos de Juan Manuel de Rosas”

Trabajo Práctico 9 “La Confederación Argentina en tiempos de Juan Manuel de Rosas”

Actividades de comprensión lectora

Para resolver las actividades, he adjuntado las páginas del libro de texto, un documento que contiene información correspondiente y un video

 

Marca con una X la respuesta correcta y fundamenta tu elección

 

  1. Rosas asume su primer gobierno con el apoyo de los sectores de la alta sociedad como de los sectores populares, como resultado de la crisis y violencia que atravesaba la Confederación y el asesinato de…:

 

  1. Juan Lavalle
  2. Facundo Quiroga
  3. Manuel Dorrego

 

  1. Uno de los grupos más relevantes que se formaron a la sombre rosista, lo constituyeron un grupo de jóvenes universitarios de Buenos Aires, con ideas liberales y del romanticismo. A este grupo se lo conoce como…:

 

  1. Generación del 80
  2. Generación del 27
  3. Generación del 37

 

  1. Para asumir su Segundo Gobierno, la legislatura acepta las condiciones de Rosas y le concede la Suma del Poder Público, ¿en qué consiste dicho poder?

 

  1. Sancionar leyes sin que tuvieran que ser aprobadas por la Sala de Representantes.
  2. Sancionar leyes, impartir justicia y castigar a los infractores de la ley.
  3. Sancionar leyes comerciales y hacer la paz.

 

  1. La batalla de la Vuelta de Obligado se produjo durante en conflicto de…:

 

  1. El bloqueo anglo-francés
  2. El bloqueo francés
  3. La guerra con Bolivia

 

  1. El 18 de diciembre de 1835 Juan Manuel de Rosas en su segundo gobierno, para proteger las industrias y artesanías de todas las provincias de la Confederación Argentina, fuertemente diezmadas por la competencia de productos manufacturados europeos, especialmente ingleses, dicta…:

 

  1. El Pacto Federal
  2. La Ley de Aduanas
  3. La Liga Federal

 

     Realiza el resumen de lo visto en el video https://www.youtube.com/watch?v=XBDOO5GyR1g&t=695s 

Información para realizar las actividades

La derrota de los unitarios de José María Paz y el ascenso al poder de Juan Manuel de Rosas inauguraron un período de estabilidad política, con persecuciones a los opositores. El boom ganadero.

Hacia 1830, los conflictos de la Guerra Civil se volvían intensos. Rosas había logrado vencer a los unitarios en Buenos Aires, pero el general José María Paz, al mando de la Liga del Interior, representaba una nueva amenaza. El intento unitario fue desbaratado poco después, cuando las tropas de Estanislao López –caudillo santafesino al mando de la Liga Federal– tomaron prisionero a Paz. El federalismo tenía conflictos en su interior, y el peso de la provincia de Buenos Aires era motivo de discordias: beneficiada por su situación geográfica, el manejo de la Aduana le otorgaba un singular poderío económico basado en el control del comercio. Por esta razón, la libre navegación de los ríos era el repetido reclamo de las provincias litorales, sistemáticamente resistida por los porteños. En Buenos Aires, las estancias y los saladeros eran los emprendimientos económicos más importantes. Se dedicaban a la exportación de cueros y de tasajo, una carne salada que se enviaba a Brasil y Estados Unidos; allí se utilizaba como alimento para los esclavos. Gracias a estos alicientes, la producción de ganado creció, y tuvieron lugar algunas innovaciones importantes: la introducción del alambrado por parte del ganadero británico Ricardo Newton permitió la separación del ganado y mejoró las condiciones para su cría y refinamiento. En la década de 1850, alentado por el crecimiento de la demanda europea, el refinamiento del ganado ovino produjo un boom, conocido como "la fiebre del lanar", que transformó definitivamente la estructura productiva pampeana. El apoyo a Rosas provenía desde diversos sectores: la Iglesia, estancieros y comerciantes; pero también los gauchos y la población rural de la provincia de Buenos Aires. Entre 1835 y 1839, se consolidó un orden político nuevo, caracterizado por el férreo control ejercido por el partido gobernante. Sucesivos levantamientos contra el "Restaurador" surgieron en las provincias, y los conflictos con Brasil y con Inglaterra y Francia –que impusieron a la Confederación un duro bloqueo comercial– debilitaron su poder y complicaron su situación política. Comenzando la década de 1840, y en un marco de creciente conflictividad, tuvo lugar la "etapa del terror": en esos años, la violenta persecución a opositores y la presencia en las calles del violento grupo rosista Mazorca intentó instaurar la unanimidad política. Ya en la década de 1850, la confluencia de conflictos internos y externos debilitó la posición de Rosas. El caudillo entrerriano Justo José de Urquiza, antiguo aliado y hombre fuerte del ejército federal, comandó el llamado Ejército Grande, una coalición de fuerzas regionales que, con apoyo de Brasil, Paraguay y Uruguay, el 3 de febrero de 1852 venció a las desorganizadas tropas de Rosas en Caseros, poniendo fin a una época. 

 

“La Confederación en tiempos de Juan Manuel de Rosas”

Una Sociedad en Transición

Entre 1820 y 1850 se desarrollaron grandes cambios económicos y demográficos. Las provincias del interior dejaron de ser las privilegiadas y comenzó a surgir el Litoral, orientado al comercio con los países europeos a través del océano Atlántico y los mercados regionales. Miles de individuos llegaron al Litoral para trabajar, lo que facilitó la expansión agraria.

La economía creció, sin embargo Buenos Aires pretendía conservar su hegemonía: poseía el monopolio del puerto y de las rentas aduaneras, la elite dirigente manejaba el intercambio comercial atlántico y buscaba extender su influencia hacia la campaña para poder extender sus recursos ganaderos. En el Interior, existían grandes desigualdades entre las provincias.

A partir de la demanda de los países europeos industrializados, desde 1820, los grupos dirigentes de Buenos Aires llevaron adelante una reestructuración de la producción, que ofreció nuevas posibilidades a la economía:

. Exportación de productos ganaderos.

. Exitoso crecimiento de la campaña rural bonaerense.

. Expansión de la gran estancia (amparada por el Estado, con necesidad de mucha mano de obra que resultaba escasa), desarrollo de los hacendados.

. A pesar de esto, la pequeña producción agrícola-ganadera no desaparece, y crece alrededor de las estancias y el Interior, logrando el crecimiento de la campaña.

. Extensión del territorio de Buenos Aires hacia el oeste y hacia el sur.

. Extensión del territorio de Entre Ríos hacia el norte y el nordeste.

. Desarrollo de grandes zonas agrícolas.

El papel de los nuevos Estados provinciales.

Algunas economías provinciales experimentaron importantes transformaciones en su desarrollo económico, mientras que otras manifestaron una limitada reestructuración y su orientación económica fue similar a la de los tiempos coloniales.

La política de librecambio le había permitido a Buenos Aires lograr grandes exportaciones e importaciones. A pesar de la ruptura del eje comercial Potosí-Buenos Aires, las provincias del Interior buscaron orientar sus producciones a otros circuitos económicos que no fueran necesariamente los de la ciudad del puerto: establecieron relaciones con mercados como el boliviano o los puertos chilenos del Pacífico, y mantuvieron, a medida de sus posibilidades, sus vínculos comerciales con el litoral atlántico.

El origen del Régimen Rosista

El régimen rosista pudo imponerse y mantenerse como consecuencia de varios factores:

. Juan Manuel de Rosas fue quien mejor supo comprender los profundos cambios que comenzaron a producirse luego de la independencia.

. Entendió la necesidad de contar con sectores populares para llevar a cabo cualquier emprendimiento político.

. Interpretó las constantes guerras civiles como una dificultad, debido a la falta de disciplinamiento que provocaban.

. Rosas intentó por todos los medios ordenar, unificar, y acumular poder.

. La violencia y el terror caracterizaron su régimen, y se dieron mayormente durante su segunda gobernación, donde se dieron los momentos de mayor crisis del régimen.

Rosas: una figura polémica

Para sus detractores, Rosas fue un tirano, un caudillo que representaba los intereses de los ricos estancieros bonaerenses autoritario y paternalista, que implantó la dictadura teñida de horror y barbarie y obstaculizó la organización nacional del país.

Para sus admiradores, era un hacendado y agricultor progresista, intérprete de los sectores populares, era un gobernante que supo comprender la necesidad de pacificar el país antes de organizarlo constitucionalmente, y rescatan su defensa de la soberanía nacional frente a las pretensiones de las grandes potencias europeas.

La "historia desde abajo" (examina cómo vivieron la experiencia rosista ciertos sectores como peones, soldados, labradores, comerciantes, etc.) habla de que, sin duda, Rosas fue una personalidad que marcó todo este período, su objetivo principal era compartido por el conjunto de las élites rioplatenses (construcción del orden social y político tras un extenso período convulsionado por las guerras y las luchas civiles).

Un estado de guerra civil

La aparición de Rosas en la escena pública porteña se dio en un contexto de guerra civil entre unitarios y federales.

Un levantamiento rural en 1828 en el que grupos indígenas, gauchos y otros sectores populares se expresaron con violencia ante la noticia del fusilamiento de Dorrego demostró que la vida política no estaba separada de la vida cotidiana, por lo que se veía un amplio proceso de cambio que se estaba gestando en la sociedad.

Rosas asumió la protesta de los sectores populares y rurales y se identificó con ellos. Esta estrategia le permitió reunir en su persona la capacidad de integrar diferentes intereses sociales y convertirse en el protector de la comunidad.

El triunfo federal fue resultado de diversos procesos, y unificó políticamente a la ciudad y a la campaña, y le dio un jefe surgido de la esta última: Juan Manuel de Rosas.

El primer gobierno de Rosas (1829-1832)

Rosas inauguró su gobierno provincial con el apoyo de todos los sectores sociales. Agobiados por las guerras civiles, veían en él un hombre capaz de poder establecer el orden y la paz.

En los funerales de Dorrego, pronunció una oración en nombre de su antecesor, y se proclamó continuador del gobernador fusilado por Lavalle, acción que reavivó pasiones y enfrentó aún más a las facciones unitaria y federal. La legislatura le otorgó facultades extraordinarias, y más tarde lo declaró "Restaurador de las Leyes e Instituciones de la Provincia de Buenos Aires" y le dio el grado de brigadier general.

Durante su gobierno, Rosas dio muestras de intolerancia frente a las opiniones públicas diferentes. Dictó un decreto que condenaba como reo de rebelión a todo autor o cómplice del golpe unitario de 1828 (en el cual Lavalle, apoyado por importantes civiles unitarios, capturó a Dorrego, quien no contaba con apoyo suficiente y eran muchos sus opositores, y lo fusiló en Navarro). La prensa fue objeto de censura, y condenó a los periódicos opositores al federalismo. En 1832 estableció como obligatorio el uso de la divisa rojo punzó.

Las provincias divididas: la Liga Unitaria y el Pacto Federal

Mientras que en Buenos Aires Rosas restablecía el orden, en el Interior el gran estratega militar y gobernador unitario de Córdoba José María Paz consolidaba su posición luego de haber derrotado al gobernador federal Juan Bautista Bustos. Ante este triunfo, los gobiernos de Buenos Aires y Santa Fe iniciaron gestiones mediadoras. Sólo Facundo Quiroga (uno de los caudillos del Interior más importante del partido federal) mantuvo su actitud opositora, reuniendo un nuevo ejército y lanzándose sobre Córdoba, pero fue derrotado.

Quiroga se retiró a Buenos Aires, fue recibido por Rosas, y este le cedió fuerzas militares para que pudiera recuperar su provincia.

El éxito de Paz dio lugar a la formación de la Liga del Interior, pero no todos los unitarios se adhirieron a ésta. Paz logró destituir muchos gobernadores federales aliados a Quiroga, y estableció gobiernos que respondían a su autoridad.

A partir de dos tratados, las provincias del Interior, se aliaron e integraron una liga ofensiva y defensiva con el propósito de organizar constitucionalmente la nación, mediante un congreso que fijara la forma de gobierno más conveniente. Se entregó a Paz el poder supremo militar. Aunque no se hablaba de unitarismo, ese era el sistema político propiciado por Paz. Este proyecto disponía también quitarle las atribuciones sobre las relaciones exteriores a Buenos Aires.

La Liga del Interior se derrumba en 1831, cuando Estanislao López toma prisionero a Paz. Su lugar es ocupado por Gregorio Aráoz de Lamadrid, pero es derrotado por Quiroga.

Como respuesta a la Liga del Interior, las provincias del litoral firmaron el Pacto Federal: una poderosa alianza anti unitaria. Este facto se termina cuando el Litoral incorpora al resto de las provincias bajo el sello del federalismo.

La importancia del Pacto Federal

Además de ser una alianza anti unitaria, el Pacto Federal reconocía las libertades e independencias de cada una de las provincias firmantes y creaba una Comisión Representativa en la que se podían delegar diversas funciones (celebrar tratados de paz, declarar la guerra, convocar un congreso para organizar la Nación bajo un sistema federal, la libre navegación de los ríos, la distribución de las rentas aduaneras, etc.).

Una vez concluidos los conflictos en el Interior en 1831, los miembros de la Comisión consideraron oportuno dar comienzo con la organización política del país. Pero el gobierno de Buenos Aires opuso resistencia a esto. Más provincias se incorporaban al Pacto, pero el manejo de las relaciones exteriores seguía a cargo del gobierno de Buenos Aires

Rosas, aunque no se adhería a muchas de sus iniciativas, sostenía la necesidad de ampliar el Pacto Federal. Luego, en 1832, Rosas disolvió en forma definitiva la Comisión Representativa, encargada de llamar un congreso y dictar una constitución.

El Pacto Federal constituyó el origen de la organización de las provincias rioplatenses en una Confederación que, sin perder su carácter provisorio, se prolongó hasta la caída de Rosas y la sanción de la Constitución en 1853.

El Federalismo dividido

Hacia fines de 1832, la Sala de Representantes ofreció a Rosas ser reelegido como gobernador de Buenos Aires, pero sin otorgarle las Facultades Extraordinarias. Esto expresaba que aunque era el líder máximo del federalismo porteño, Buenos Aires era un Estado republicano, y el poder ejecutivo debía tener límites. Rosas no estaba dispuesto a gobernar en estas condiciones, por lo que rechazó ser reelegido. Por lo tanto, se eligió a su ministro de Guerra: Juan Ramón Balcarce.

Gobierno de Balcarce (1832-1833)

Balcarce tenía un gran prestigio político y militar, debido a su desempeño en las luchas por la independencia y en las guerras civiles formando parte de los federales. En el momento en que a Rosas no se le ofrecen las facultades extraordinarias para gobernar, se forman dos tendencias dentro del partido federal: los cismáticos, respetuosos de la división de poderes y por lo tanto opositores a las facultades extraordinarias; y los apostólicos, aquellos "adictos a Rosas", a quien le deseaban conferir poderes ilimitados.

Balcarce formó su ministerio con representantes de ambas tendencias: por un lado, el ministro de Guerra era cismático, y el ministro de Gracia y Justicia, o el ministro de Hacienda, eran apostólicos.

En las vísperas de elecciones para la renovación parcial de la Junta de Representantes aparecieron dos listas: la de los cismáticos, impresa en tinta negra, y la de los apostólicos, impresa en tinta roja. Los ministros eran los dirigentes de cada partido.

Los federales cismáticos triunfaron, pero se produjeron desórdenes, por lo que Balcarce, al no tener una postura definida, suspendió el acto.

A fines de 1820 el gobierno argentino había tomado posesión efectiva de las Islas Malvinas, que nos pertenecían por ser herencia española. Durante el anterior gobierno de Lavalle se había creado una Comandancia en las Islas, y el designado gobernador Vernet se había establecido allí con su familia y colonos ingleses y alemanes.

Vernet comprobó que la casa excesiva de ballenas y lobos marinos hecha por barcos ingleses y norteamericanos amenazaba con destruir la riqueza de nuestros mares, y por lo tanto hizo conocer y respetar los reglamentos de pesca. Al ser eludidos, secuestró tres goletas norteamericanas. Luego Norteamérica le pide que Vernet se entregue, acusado de piratería y robo. En 1831 un comandante venido de ese país va a las Islas Malvinas, donde comete ciertos desmanes.

Este hecho despertó indignación en Buenos Aires, por lo que el gobierno se niega a tratar con el cónsul de Estados Unidos, iniciando reclamos más directamente sobre  el Estado. Éste respondió que las Islas pertenecían a Gran Bretaña. En 1833, y alegando la soberanía de su país, un comandante inglés llega a las Islas, y obliga a los argentinos de allí a que bajen su bandera para izar la inglesa. Sin posibilidades de resistirse, el teniente coronel argentino vuelve a Buenos Aires.

Se suceden diversas reclamaciones en los años siguientes, sin éxito.

En su primer gobierno, Rosas había seguido una política amistosa con los indios, pero al ver que no se los podía someter pacíficamente, y que estos atacaban frecuentemente poblaciones robando, incendiando, o raptando gente, realizó la Campaña al Desierto. Así, se aseguró la línea de frontera al sur, y se favoreció la expansión de la ganadería. 

De las tres divisiones enviadas, solo una (la de Rosas) pudo cumplir su objetivo. La campaña duró un año, entre prisioneros o muertos indígenas el número llegó a 6000, se rescataron 2000 cautivos, pero la conquista no fue definitiva porque no se logró ocupar todo el territorio.

La Sociedad Popular Restauradora es la fracción del partido federal que se forma luego de que éste entre en crisis. Rosas, quien odiaba más a los federales cismáticos que a los mismos unitarios, hizo todo lo posible para crearle dificultades a Balcarce, mediante la ayuda de su esposa doña Encarnación Ezcurra. La guerra entre federales se dio principalmente a través de la prensa, y esta situación llegó a un punto en el que el Gobierno se vio obligado a actuar, y dispuso que se juzgasen las publicaciones que se extralimitasen. Así es como se enjuició al periódico "El restaurador de las leyes", y así es como doña Encarnación Ezcurra utilizó esta situación para confundir al pueblo: la mañana del enjuiciamiento, Buenos Aires apareció cubierta de carteles que anunciaban el proceso al "Restaurador", por lo que la gente pensó que era el mismo Rosas el que iba a ser enjuiciado, y salieron a las calles a exigir la renuncia de Balcarce. Debido a los disturbios, la Legislatura se muestra a favor de la cesación de éste. Los rosistas se empiezan a llamar "restauradores", y a la Sociedad en sí empieza a funcionar en 1833.

Gobierno de Viamonte (1833-1834)

Viamonte intentó desarrollar una política conciliadora entre ambas divisiones del partido federal, aunque sin éxito, y trató además de limitar la concentración de poder en la figura de Rosas. Este gobierno tuvo que soportar los actos de violencia encabezados por la Mazorca, que era la parte de la Sociedad Popular Restauradora que, con sus hombres de acción, realizaban asesinatos y secuestros ordenados secretamente por Rosas, por lo que los cismáticos en su gran mayoría emigraron a Montevideo y al Interior.

Viamonte presenta su renuncia en 1834.

Gobierno de Maza (1834-1835)

Luego de la renuncia de Viamonte, la Legislatura le ofrece el gobierno sin facultades extraordinarias a Rosas nuevamente, pero éste lo vuelve a rechazar. Por esto es que asume interinamente Manuel Maza. A los pocos meses, Facundo Quiroga es encomendado por Maza como mediador entre un conflicto entre Tucumán y Salta. Pero como la situación en el norte se había pacificado, al llegar a Santiago del Estero decide regresar a Buenos Aires por el camino de Córdoba, a pesar de ser advertido de un complot para asesinarlo tramado por el gobierno cordobés. Cuando la galera en la que viajaba es detenida en Barranca Yaco, Quiroga asoma la cabeza y es muerto de un tiro en un ojo. El asesinato de Quiroga vuelve la situación crítica, a lo que se cree al único hombre capaz de solucionarla como Rosas, y así es como Maza renuncia, y la legislatura le ofrece el gobierno junto con las facultades extraordinarias y la suma del poder público.

Segundo Gobierno de Juan Manuel de Rosas (1835-1852)

Rosas quería que su poder tuviera una base firme, por lo que convoca a un plebiscito en el que todo el pueblo de Buenos Aires debía expresarse. Consiguió un masivo respaldo y, prometiendo paz y el fin de los unitarios, se hizo cargo del gobierno.

Política Interna

El sistema económico impuesto por Rosas, sólo beneficiaba a Buenos Aires en detrimento del resto del país. En Buenos Aires eran partidarios del sistema del librecambio. El resto de las provincias, deseaban un aumento de los impuestos a las importaciones para proteger a las industrias locales.

Ante la oposición del interior, Rosas dictó una ley, la Ley de Aduanas, el 18 de diciembre de 1835, por la cual aumentó el impuesto a las importaciones, liberó de contribuciones a los productos porteños, y prohibió la importación de productos producidos en el país, como trigo y harina. Así logró calmar la resistencia de las provincias. Esto terminó con el bloqueo francés, que impidió el cumplimiento de dicha norma legal. En 1848, terminados los conflictos externos no pudo pensarse en restablecer el proteccionismo, pues la economía argentina estaba arruinada. El librecambio, además, beneficiaba el comercio con Inglaterra.

Perfeccionó el régimen aduanero y recurrió para sanear las finanzas, no al aumento de impuestos, que perjudicaría a los terratenientes, sino a la venta de tierras públicas, para lo cual suprimió el sistema de enfiteusis. Las puertas de la universidad se cerraron y los asilos y orfanatos dejaron de recibir fondos del gobierno. Sin embargo, no dudó en asignar grandes sumas del presupuesto para gastos policiales y militares.

La oposición a Rosas

Para resolver los conflictos políticos y frenar cualquier manifestación de los opositores, el gobierno recurrió a la vio­lencia: encarcelamientos, atentados contra la propiedad, censura de prensa y prohibición de libros.

Frente a la imposibilidad de expresar libremente sus críticas al go­bierno o la oposición a determinadas decisiones y ante las persecuciones que sufrían, numerosos intelectuales debieron salir del país e instalarse en el extranjero (exilio).

Los principales opositores al gobierno de Rosas fueron los grupos dominantes de las provincias del Litoral (propietarios de extensas tierras y comerciantes), quienes exigieron los derechos de comerciar libremente por los ríos Paraná y Uruguay y de disponer de los ingre­sos de sus propias aduanas. Sus intereses coincidieron con los de algunos países extranjeros, como Brasil, también interesado en la li­bre navegación fluvial. Hacia fines de la década del 30, la oposi­ción contra Rosas adoptó formas violentas, a través de levantamien­tos militares encabezados por caudillos. Todos los intentos de acabar con su gobierno fueron derrotados.

Conflictos Externos

La Guerra con Bolivia

En el año 1837, se planteó un conflicto con Bolivia, presidida por el dictador Andrés Santa Cruz. Éste se había mostrado partidario de los unitarios argentinos, lo que Rosas corroboró con una carta que llegó sus manos, enviada por Lavalle a Santa Cruz. Éste último había intervenido en cuestiones internas que afectaron a las provincias de Salta, Jujuy. Catamarca, La Rioja y Tucumán, lo que hizo crecer la sospecha de que Bolivia deseaba extender sus fronteras sobre dichos territorios.

Otra fuente de tensiones fue el rechazo, dos años antes, de la Legación argentina, acreditada en Bolivia, para establecer vínculos comerciales, fijar límites y solicitar la devolución de la provincia de Tarija.

Santa Cruz se negó a dar explicaciones sobre sus acciones, esgrimiendo el argumento de que Argentina no contaba con una autoridad nacional, lo que si bien era cierto, no justificaba la actitud, ya que Buenos Aires, había recibido por delegación de las provincias, el manejo de las relaciones exteriores.

El presidente boliviano, confirmó las sospechas cuando ocupó algunas ciudades de Salta y Jujuy. Rosas, primero cerró la frontera con Bolivia, y luego le declaró la guerra, el 19 de mayo de 1837. El mando de las tropas estuvo a cargo del gobernador de Tucumán, el general Alejandro Heredia.

Chile y Perú se unieron a la causa argentina, ya que ellos también estaban en conflicto con Bolivia. Chile le había declarado ya la guerra el 24 de diciembre de 1836, por el sometimiento en que se hallaba Perú con respecto a Bolivia, unidas ambas en Confederación.

El 23 de marzo de 1839, luego de un sangriento año de lucha, se estableció la paz, resultando vencida Bolivia.

Al iniciar la guerra, Rosas había declarado que el fin era la defensa de la soberanía territorial, y no su expansión, principio que respetó, ya que no reclamó al finalizar la contienda, la incorporación de Tarija.

El conflicto con Francia y el bloqueo anglo-francés.

1- Los ingleses habían conseguido varias prerrogativas en el territorio nacional, como la libertad de cultos y la posibilidad de eximirse del servicio militar, imposición que establecía la ley 1821, para los extranjeros con residencia de más de dos años en el país. Los franceses en 1829, solicitaron iguales derechos para sus nacionales., además de peticionar ventajas comerciales. Esto fue denegado por Anchorena, ministro de Relaciones Exteriores, quien alegó que no había tratados de reciprocidad entre Argentina y Francia.

En 1837, se renovó la cuestión por gestión del vicecónsul francés, Roger, quien solicitó la liberación del francés César Hipólito Bacle, detenido en Santa Fe, acusado de conspirar contra el gobierno, a favor del dictador boliviano Santa Cruz y del grupo unitario. También pidió la baja para algunos ciudadanos franceses que se hallaban cumpliendo el servicio militar. Las tratativas prosiguieron en términos cada vez más agresivos, hasta que el 24 de marzo de 1838, Rosas fue intimado a cumplir con lo peticionado por parte del Jefe de la Escuadra francesa, Almirante Leblanc, que se encontraba en el Río de la Plata. Al no reconocérsele investidura diplomática para tratar el tema, Leblanc, con consentimiento del estado francés, bloqueó el puerto de Buenos Aires y el Litoral, con graves perjuicios económicos, sobre todo para la Aduana porteña.

Argentina solicitó la mediación de Inglaterra, quien deseaba solucionar la cuestión para no perder sus privilegios comerciales en el Río de la Plata. Argentina dejó clara la posibilidad de conceder la exención del servicio militar a los franceses, pero no en el pedido concreto del detenido, que ya había muerto, y de los soldados que estaban bajo bandera, cuya baja había sido solicitada, ya que cinco eran voluntarios y dos, estaban acusados penalmente.

Sin embargo, Francia no aceptó la mediación, estimulados por los unitarios de Montevideo, que veían la posibilidad de derrocar a Rosas, y le ofrecieron unir sus fuerzas, prometiéndoles a cambio grandes ventajas comerciales, si los unitarios llegaban al poder.

El ultimátum de Leblanc, no fue contestado por el gobierno argentino, y los franceses atacaron y ocuparon la isla de Martín García.

En agosto de 1840, la mediación británica fue aceptada, y se firmó el 29 de octubre de ese año, el tratado de Arana-Mackau, por el nombre de los representantes de ambos países en conflicto, a bordo de la cañonera francesa “Le Boulonnaise”.

Se disponía el pago de una indemnización a Francia, el levantamiento del bloqueo y la restitución de la isla Martín García, más los armamentos y buques de guerra capturados.

Se concedió una amnistía, salvo para los jefes y comandantes de cuerpos, a todos aquellos que se hallaban proscriptos desde los hechos del 1 de diciembre de 1828, contra Dorrego, siempre que depusieran su actitud hostil.

Buenos Aires tenía la obligación de respetar la independencia del Uruguay y se establecía el trato de súbditos de las naciones más favorecidas a los franceses y argentinos residentes en el territorio del otro país.

2- En la República Oriental del Uruguay se había desatado la guerra entre Oribe y Rivera. El primero era apoyado por Rosas y sus partidarios, y el segundo por los unitarios y los federales contrarios a Rosas. El gobernador de Corrientes, Berón de Astrada, realizó una alianza con Rivera.

El 31 de marzo de 1839 se produjo un ataque contra Berón de Astrada, que se había sublevado, terminando con su vida.

El Club de los Cinco, formado por algunos miembros de la Asociación de Mayo, jóvenes de ideas liberales, realizaron un complot, dirigido por el coronel Ramón Maza, hijo del presidente de la Legislatura, pero fue descubierto, y Maza fue fusilado el 28 de junio.

En Montevideo, se había constituido la Comisión Argentina, armada por los franceses en apoyo del presidente oriental. Oribe había derrotado en suelo argentino a Lavalle, que luego de haber estado exiliado en Montevideo, intentó derrocar a Rosas.

Posteriormente, Oribe regresó a Uruguay y estableció un gobierno opositor al oficial de Rivera en el cerrito. Rosas apoyó a Oribe iniciando, en febrero de 1843, el sitio de Montevideo y las costas uruguayas.

Esto explica que la guerra trascendía la frontera para mezclar ideologías de ambos países, que se asemejaban en sus problemáticas, sobre todo en el tema de la navegación de los ríos, tema que también les preocupaba a Francia e Inglaterra, quienes decidieron intervenir en el conflicto.

También se sumó Brasil, bajo el pretexto de que era necesario abrir la navegación de los ríos interiores para evitar el aislamiento de Paraguay. Francia aceptó participar para proteger a Uruguay frente a la intervención argentina, violando el tratado de Arana –Mackau por el cual se había obligado a respetar la independencia de Uruguay. El puerto de Buenos Aires fue bloqueado por franceses e ingleses a partir de abril de 1845. La isla de Martín García fue nuevamente ocupada.

Rosas intentó fortificar el Paraná, pero el 18 de noviembre se produjo un encuentro armado en la Vuelta de Obligado, logrando abrirse paso la escuadra anglo-francesa.

En 1845-1846, se redujeron drásticamente las exportaciones inglesas a causa del conflicto. El canciller inglés Aberdeen renunció y el cargo volvió a ser ocupado por Palmerston que ordenó el retiro de las tropas inglesas del sitio de Montevideo.

El conflicto terminó con Inglaterra en 1849, con el Tratado Arana-Southern-Lepredour, pero éste último, en nombre de Francia, recién firmó una paz definitiva con Rosas en 1850.

Por esos acuerdos, Oribe fue reconocido como presidente uruguayo, se desarmó a los extranjeros en Montevideo, y las divisiones argentinas emprenderían el regreso. Fue devuelta la isla de Martín García y la navegación del río Paraná quedó como una cuestión a resolver por Argentina.

La Caída de Juan Manuel de Rosas

A partir de 1850, se produjo un renacimiento en la economía argentina. Aumentó la inmigración y se amplió la actividad industrial.

Pero ahora el problema provenía de Urquiza, el gobernador de Entre Ríos, antiguo aliado pero que ahora manifestaba autonomía en sus decisiones. En 1850, Justo José de Urquiza, propietario de grandes extensiones de tierra en esa pro­vincia, logró aglutinar a diferentes sectores opositores a Rosas.

El 1 de mayo de 1851, se dio a conocer el “Pronunciamiento de Urquiza”, donde se declaraba que las condiciones físicas de Rosas le impedían continuar en el desempeño de sus cargos (de gobernador y de representación exterior del Estado).

Brasil, Uruguay, Entre Ríos y Corrientes, firmaron en noviembre de 1851, un acuerdo para eliminar a Rosas de la escena política, a efectos de lograr la organización constitucional del país. La idea era liberar al pueblo de la tiranía de Rosas. El mando del ejército quedó a cargo de Urquiza, quien se comprometió a influir para que el nuevo gobierno estableciera la libre navegación de los ríos.

En la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, Rosas fue vencido por Urquiza, exiliándose en Gran Bretaña, donde vivió junto a su hija Manuela, hasta el 14 de marzo de 1877, fecha de su deceso.

 Biografía

Juan Manuel de Rosas

Como punto de partida debemos conocer primero la figura del gobernador de Buenos Aires durante los períodos de 1829-1832 y 1835-1852.

Nacido en la hoy actual Ciudad Buenos Aires, el 30 de Marzo de 1793; sus padres: don León Ortiz de Rozas (militar) y doña Agustina López de Osornio. Rosas, nacido en un hogar donde los integrantes por parte de su familia provienen de un linaje aristocrático, militar por parte paterna y hacendados por parte materna.

No participó en la política revolucionaria de Mayo, aunque si tuvo participación en las invasiones inglesas, siendo un niño de 13 años de edad se alistó en la compañía de niños del Regimiento de Migueletes, (al ejército de Liniers), quien lo destinó a servir un cañón con la misión de conducir cartuchos, donde se desempeñó al decir de Liniers…” una bravura digna de la causa que defendía”. Sin embargo, no participa de la gesta revolucionaria de mayo, como lo hacen la mayoría de los jóvenes como él, contemplando todo como un simple espectador, dichos acontecimientos. A pesar de no actuar en contra del movimiento separatista de España, no pudo ocultar su protesta contra el desorden producido por la revolución, manifestando…” los bienes de la asociación han sido insensiblemente desapareciendo desde que nos hemos declarado independientes… los tiempos actuales, no son los de la quietud y tranquilidad que precedieron al “25 de Mayo””. (Memorial de Rosas, Historia de la Confederación Argentina; Adolfo Saldías, Tomo I Apéndice).

Tampoco participó para ayudar a la “Causa Libertadora de América”. Su acción pública se aplica enérgicamente para imponer el orden y la disciplina social, ante la confusión y el caos que azotaba a Buenos Aires, como cuando en 1820 ampara al pueblo porteño contra la anarquía y la montonera; apoya la candidatura a gobernador de Buenos Aires a Martín Rodríguez en 1829 reprime el motín de Lavalle.

De espíritu conservador, y con todas las características de un caudillo. Amasó una gran fortuna como ganadero y exportador de carne de vacuno, en la época en que el virreinato del Río de la Plata luchaba por su emancipación del dominio español. En 1818 comienza a hacer algunas comisiones políticas, al tiempo que entró a administrar y poblar las estancias de Juan José y Nicolás Anchorena.

Más tarde compraría con Terrero (quien lo acompañaría durante sus dos futuros mandatos) las estancias San Martín y Del Rey, entre otras.

Empezó a adquirir prestigio y durante la década del ’20 se transformó en uno de los personajes más importantes de Buenos Aires. Llegó a tener un ejército personal formado por peones: Los Colorados del Montes. Y durante el gobierno de Rodríguez ocupó el cargo de comandante de campaña.

Entre 1313 y 1824, Rosas va a construir una formidable empresa rural, compuesta de extensos campos, estancias y saladeros. Fue uno de los principales artífices de la conquista de nuevas tierras para el ganado y la colonización.

 

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