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Trabajo Práctico 7 “La Argentina de 1955 a 1966”

Trabajo Práctico 7 “La Argentina de 1955 a 1966”

Actividades de comprensión lectora

1.      Marca con una X la respuesta correcta y fundamenta tu elección

a.   Luego de la Revolución Libertadora y bajo el lema “ni vencedores ni vencidos” ¿Quién asume la presidencia?:

                                                            i.      Pedro Eugenio Aramburu

                                                            ii.      Eduardo Lonardi

                                                           iii.      Raúl Prebisch

b.    El general Juan José Valle, realizó un levantamiento cuyo objetivo era…:

                                                           i.    Acabar con el peronismo, que, aunque proscripto seguía  luchando por resistir.

                                                           ii.       Ejecutar a los militares sublevados y a grupos de obreros.

                                                           iii.   Ejecutar un golpe contra la Revolución Libertadora 

c.     Durante la presidencia de Arturo Frondizi, se aplicó…:

                                                            i.      El Plan Conintes

                                                           ii.      El Plan Austral

                                                           iii.      El Plan de Lucha

d.    El establecimiento de la Ley de Salario Mínimo, Vital y Móvil y el establecimiento de límites al aumento de precios, generó disconformidad en la Unión Industrial Argentina. Estas medidas fueron tomadas por el presidente…:

                                                            i.      Arturo Illia

                                                            ii.      Arturo Frondizi

                                                           iii.      Eduardo Lonardi 

e.   A comienzos de 1963, se reconstituyó la CGT y Augusto Timoteo Vandor logró imponer como secretario general de dicha institución a un dirigente peronista…:

                                                            i.      José Ignacio Rucci

                                                           ii.      José Cámpora

                                                           iii.      José Alonso 

 

2.      Resuelve el siguiente acróstico

3.  Responde

  1. ¿A qué se denomina “desperonización” de la sociedad?
  2. ¿A qué se refiere la expresión de Lonardi: “Ni vencedores ni vencidos”?    

  

4. Completa el siguiente cuadro de doble entrada con las medidas de gobierno y políticas económicas 

 

Medidas de Gobierno

Políticas económicas

Revolución Libertadora

 

 

Arturo Frondizi

 

 

Arturo Illia

 

 

 

5. Lee y analiza el siguiente documento y resuelve las consignas

 

  1. ¿Qué expresa el documento acerca de la política del general Lonardi respecto de los trabajadores y los sindicatos peronistas?
  2. ¿Qué diferencias puedes establecer entre esta política y la implementada posteriormente por el gobierno de Aramburu?

5. Lee y analiza el siguiente documento y resuelve las consignas

  1. ¿Qué expresa el documento acerca de la política del general Lonardi respecto de los trabajadores y los sindicatos peronistas?
  2. ¿Qué diferencias puedes establecer entre esta política y la implementada posteriormente por el gobierno de Aramburu?

 

 

 

6.  La canción “Aprendizaje”, de Sui Generis 1973, comienza así:

Aprendí a ser formal y cortés

Cortándome el pelo una vez por mes

Y si me aplazó la formalidad

Es que nunca me gustó la sociedad.

  1. ¿Qué practicas sociales consideradas “correctas” aparecen mencionadas?
  2. ¿Qué grupo generacional cuestionaba los valores establecidos por la sociedad?

 

7.  Responde

a.       ¿Cuáles fueron los objetivos del desarrollismo? ¿Cómo lo llevó a cabo?

b.       ¿En qué consistió el Pacto Perón-Frondizi? ¿Cuáles fueron las reacciones frente al mismo?

c.        Explique la política en el orden agrario, industrial y petrolero.

d.       ¿Qué trataba el Plan CONINTES?

 

Información para realizar las actividades

La Revolución Libertadora

El 16 de septiembre de 1955, a dos meses del bombardeo, el golpe de Estado se consumó. Bautizado por sus protagonistas como “Revolución Libertadora” contó con el respaldo de la sociedad civil y de algunos partidos políticos que se unieron con el objetivo de derrocar a Perón. El general Eduardo Lonardi asumió entonces la presidencia: bajo el lema “ni vencedores ni vencidos”, Lonardi pretendía mantener la alianza entre militares nacionalistas y sindicatos, que fue característica del peronismo. En este sentido concentró su crítica hacia Perón, pero, al mismo tiempo, intentó mantener una buena relación con los sectores trabajadores, lo cual quedó expresado en su renuencia a intervenir la CGT, cuyas elecciones autorizó. La CGT, por su parte, mostró una actitud conciliadora hacia el nuevo gobierno, que fue duramente condenada por Perón desde el exilio.

Aunque para el presidente de facto era posible construir un “peronismo sin Perón”, esta visión no era compartida por las demás facciones del Ejército. El 13 de noviembre, por presión de la Marina, Lonardi fue reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, mientras que el almirante Isaac Rojas, quien tuvo gran influencia en el cambio presidencial, mantuvo la vicepresidencia.

Comenzó entonces una verdadera persecución del peronismo: Aramburu decidió intervenir la CGT, intervenir los sindicatos y encarcelar a dirigentes políticos y sindicales peronistas. Por otra parte, derogó la constitución de 1949 y, mediante el decreto 4161, impuso la prohibición del Partido Peronista y de toda referencia a Perón y al movimiento peronista. El objetivo era lograr una “desperonización” de la sociedad argentina a través de una ferviente persecución política e ideológica. Así comenzaba una época signada por la proscripción del peronismo que se prolongaría dieciocho años.

Las medidas económicas que tomó el nuevo gobierno implicaban grandes diferencias respecto de la política económica del peronismo. A partir de un plan elaborado por Raúl Prebisch, funcionario de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), se retomaron los postulados del liberalismo económico y, en consecuencia, se liberalizó el sector externo y se redujo el rol del Estado en la economía. Para Prebisch la economía debía afrontar la escasez de divisas, la fragilidad del sector industrial y las dificultades para aumentar la productividad. La solución a estos problemas implicaba reducir el gasto público para aumentar los fondos del Estado, acrecentar los ritmos de trabajo en la industria para incrementar la productividad y exportar más para obtener divisas. Las divisas dependían de que la cantidad de exportaciones de materias primas fuera superior a la importación de manufacturas, bienes de capital y combustibles para las industrias. Por eso el plan Prebisch consistía en devaluar la moneda para aumentar la rentabilidad del sector agropecuario.

Al mismo tiempo, se eliminaría el control de cambios y se desmantelaría el IAPI, que era un organismo que se encargaba de comprar la producción agrícola a un precio mínimo y luego exportarla al precio del mercado para poder trasladar la diferencia al sector industrial.

Estas medidas, si bien intentaban paliar los problemas en el corto plazo, resultaban contradictorias con otro objetivo de Prebisch de alcanzar a largo plazo un desarrollo basado en la industrialización. La contradicción radicaba en que se incentivaba al sector agropecuario en detrimento del industrial, al que perjudicaban eliminando las políticas proteccionistas y por la devaluación, que encarecía notablemente sus insumos. Este proceso vino de la mano de una creciente integración al mercado internacional de capitales. La Argentina se incorporó así al FMI (Fondo Monetario Internacional) y al Banco Mundial, dos organismos internacionales que permitían al país obtener créditos, a cambio de la imposición de los llamados “Planes de Estabilización” que implicaban una reducción de salarios, la eliminación de trabas al ingreso de capitales extranjeros, la disminución de aranceles y la reducción del gasto público.

Todas estas medidas puestas en práctica durante la Revolución Libertadora no condujeron a la estabilización económica esperada: no lograron equilibrar la balanza de pagos (ya que las exportaciones crecieron menos que las importaciones), disminuyeron la capacidad de consumo, y llevaron a un nivel muy alto el endeudamiento externo.

El presidente Pedro Eugenio Aramburu convoca a elecciones (1958), con el peronismo proscripto, las facciones que se enfrentan surgen de la fracción de la UCR. Estas corrientes: por un lado, la UCR del pueblo (UCRP), liderada por Ricardo Balbín, y opositora a todo vínculo con el peronismo y la UCR Intransigente (UCRI), liderada por Arturo Frondizi, que buscaba una alianza con el peronismo, y motivo por el cual esta última realizó un pacto secreto con el general Juan Domingo Perón, quién se hallaba en el exilio. Este pacto consistía en que los seguidores de Perón votaran a la fórmula de Frondizi y éste levantaría la proscripción del peronismo durante su mandato. A pesar de las reacciones contra el Pacto, Frondizi, asume la presidencia.

El principal objetivo del gobierno de Frondizi era promover el desarrollo económico del país, que significaba impulsar con celeridad la industrialización.

Para Frondizi, para poder terminar con la situación de dependencia y subdesarrollo en la que se hallaba inmerso el país, era menester promover el desarrollo y/o creación de sectores básicos, como la industria automotriz, combustibles, la siderúrgica, petroquímica y del papel, que generarían un impulso vital a la economía. Para ello se promoverán todos los esfuerzos, aumentando las inversiones, y el ritmo de acumulación del capital en esos sectores prioritarios. Capitales tanto privados como públicos, nacionales y extranjeros. La política crediticia, cambiaria y fiscal tenderá a estos fines.

Para el desarrollismo, la política agraria tomaba otra característica; gracias al desarrollo industrial, energético y de infraestructura, el sector agrario tendrá la posibilidad de tecnificarse y gozar de una mejor provisión de insumos, energía e infraestructura más barata, y así aumentar la productividad, la rentabilidad y la acumulación. La explotación agropecuaria deberá ser considerada una empresa moderna más, como una fábrica. Se promoverá el acceso a la moderna tecnología, aumentando así su eficiencia. Seguirá siendo un factor de la mayor importancia pues es el principal proveedor de divisas para le economía nacional.

La segunda prioridad fue el acero: la fórmula «Petróleo más carne igual acero», utilizada por el desarrollismo, propiciaba el ahorro de divisas mediante el autoabastecimiento de petróleo y la producción de nuevas divisas a través de las exportaciones ganaderas. Para eso se nacionalizaron las reservas de hidrocarburos y se determinó que YPF, fuera el encargado de la política petrolera y se estimuló el ingreso de capitales extranjeros para activar la exploración y extracción en los yacimientos y las empresas extranjeras, se llevarían sus ganancias en dinero pues el petróleo debía entregarse a YPF. Esta política dio como resultado el autoabastecimiento.

El subdesarrollo degradaba las fuerzas productivas del país y perjudicaba a todas las clases y sectores del país. El desarrollismo se oponía, por lo tanto, al concepto marxista de la lucha de clases, que es por definición internacionalista, y le contraponía la idea de la alianza de clases y sectores:

“En nuestros países subdesarrollados, la transformación revolucionaria del atraso y la dependencia pasa por la afirmación espiritual y material de la condición nacional, y es una meta en la que converge el interés no ya de un grupo social determinado, sino del conjunto de las clases y sectores de la comunidad.” (El Movimiento Nacional; libro de Arturo Frondizi).

Para Frondizi, los objetivos para lograr sus propósitos eran:

ü  La rápida equiparación del nivel de vida con el de los países desarrollados

ü  La democratización del acceso a la cultura y el bienestar

ü  El desenvolvimiento armónico de todas las regiones del país

ü  El enriquecimiento de los principios culturales y espirituales de la nación

ü  Una política exterior que sea reflejo e instrumento de estos objetivos

 

Relaciones con la clase obrera y la CGT

Desde que en 1961 Frondizi devolvió a los sindicatos el control de la CGT, se empezó a gestar en el interior del sindicalismo peronista la corriente “vandorista” (por Augusto Timoteo Vandor, líder del poderoso gremio metalúrgico) que estaba dispuesta a independizarse progresivamente de las indicaciones que Perón impartía en el exilio. Eventualmente, consideraban construir el embrión de un proyecto político-gremial capacitado para negociar directamente con otros factores de poder (es decir, sin la mediación de Perón).

En estos años de proscripción y declinación general del nivel de vida de la clase obrera nació la izquierda peronista, es decir, aquellos peronistas cuyas metas eran el socialismo y la soberanía popular. Esta se dio no por acercamiento de la izquierda tradicional, que seguía siendo hostil al peronismo, sino a través de la radicalización de los activistas peronistas y la peronización de jóvenes que se habían orientado primero hacia la derecha y el nacionalismo católico.

En recompensa por el apoyo electoral recibido, Frondizi se acercó a los peronistas – otorgándoles una amnistía general, una nueva Ley de Asociaciones Profesionales, etc.- pero las inversiones extranjeras, consideradas la clave del desarrollo frondicista, les olían a entrega al imperialismo yanqui. Los contratos con ocho compañías petroleras extranjeras y la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre desbordaron la ira de los peronistas nacionalistas, que se sentían traicionados. A su vez, se levantaron las protestas de la burguesía nacional, que necesitaba el petróleo barato, y que temía que si la Argentina no se aliaba a EEUU contra Castro, sufriría la misma política de agresión que Cuba.

Ante la creciente oposición de la clase obrera, con una recurrente recesión, y con muy poco espacio para maniobrar, Frondizi se encontró entre la espada y la pared: cedió a todos los planteos militares (inquietos por la movilización del peronismo) y declaró primero el Estado de Sitio y luego el plan de represión CONINTES (Conmoción Interna del Estado) para desmovilizar a la clase obrera, donde se otorgaba a las Fuerzas Armadas la posibilidad de actuar contra todo tipo de disturbios, incluyendo los conflictos con los trabajadores.

El golpe de Estado

El presidente Arturo Frondizi fue derrocado por los militares el 29 de marzo de 1962, once días después de las elecciones nacionales, ocasión en la que los candidatos del peronismo ganaron en diez de las catorce provincias, entre las que se incluía, en primer lugar, Buenos Aires, donde la fórmula encabezada por el dirigente textil, Andrés Framini, había puesto los pelos de punta a jefes militares que se suponían custodios permanentes de los valores de la Revolución Libertadora.

La junta militar estaba integrada entonces por el general Raúl Alejandro Poggi, el almirante Agustín Ricardo Penas y el brigadier Cayo Antonio Alsina. Los militares exigieron horas antes que el presidente renuncie, reclamo que Frondizi rechazó con su célebre frase: “No renunciaré, no me suicidaré ni me iré del país”. Ese mismo 29 de marzo, a las siete y media de la mañana el presidente “custodiado” por el jefe de la Casa Militar fue trasladado en condición de detenido a la Isla Martín García.

El 30 de marzo amaneció tranquilo. El general Poggi marchó ufano a la Casa Rosada para asumir el poder que, según él, le correspondía por derecho propio. Fue allí donde se enteró para su asombro que a la misma hora y en el salón de la Corte Suprema, institución presidida por Julio Oyhanarte, el senador de la UCRI y presidente de la Cámara de Senadores, José María Guido, era consagrado presidente de la Nación.

Julio Oyhanarte explicó luego que se limitó a actuar conforme a derecho. Si Frondizi había dejado el poder por la fuerza, correspondía aplicar la Ley 252, la norma que reglamentaba la condición de acefalía. En esas circunstancias, “resultaba evidente” que la presidencia de la Nación le correspondía a José María Guido quien encabezaba la línea sucesoria luego de la renuncia del vicepresidente Alejando Gómez.

 

 

 

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